Cuando nací, 
pobreza, me seguiste, 
me mirabas a través 
de las tablas podridas 
por el profundo invierno. 
De pronto eran tus ojos
De pronto eran tus ojos
los que miraban desde los agujeros. 
Las goteras, de noche, 
repetían 
tu nombre y tu apellido 
o a voces 
el salto quebrado, 
el traje roto, 
los zapatos abiertos 
(Poema de Pablo Neruda)  
