“El gran objetivo de la amargura era la voluntad. Las personas atacadas por este mal iban perdiendo la facultad de desear y en pocos años ya no conseguían salir de su mundo, pues habían invertido enormes reservas de energía construyendo altas murallas para que la realidad fuese sólo aquello que anhelaban fervientemente, el gran problema del envenenamiento por amargura residía en que las pasiones, también dejaban de manifestarse. Después de algún tiempo, ya no le restaba al amargado ningún deseo”.
Paulo Coelho