Primavera
temible,
rosa
loca,
llegarás,
llegas
imperceptible,
apenas
un temblor de ala, un beso
de niebla con jazmines,
(...)
Ahora,
primavera,
dime para qué sirves
y a quién sirves.
Dime si el olvidado
en su caverna
recibió tu visita,
si el abogado pobre
en su oficina
vio florecer tus pétalos
sobre la sucia alfombra,
si el minero
de las minas de mi patria
no conoció
más que la primavera negra
del carbón
o el viento envenenado
del azufre!
Primavera,
muchacha,
te esperaba!
Toma esta escoba y barre
el mundo!
Limpia
con este trapo,
las fronteras,
sopla
los techos de los hombres,
escarba
el oro
acumulado
y reparte
los bienes
escondidos,
(...)
tu, primavera,
entres
a todas
las casas de los hombres,
te amaré sin pecado,
(...)
trabajaremos juntos
en la futura y pura
fecundidad flora.
Pablo Neruda - Oda a la primavera