Quién critica,
se confiesa.
Más que hablar de tí.
Habla de él.
A veces, no siempre,
un buen silencio,
es la mejor acogida,
a la crítica del otro,
y una gran ayuda,
para conocerlo mejor.
De este modo ahorramos
tiempo, hacer preguntas.
Y podemos resolver higiénicamente,
una relación patológica.
Normalmente,
quien tiene tendencia
a machacar al otro
está demasiado absorto en sí mismo
y enquistado en sus problemas no resueltos.
Míralo como si fuera un niño
cagado de miedo.
Hay que dejarse en paz.