"La paciencia es amarga, pero dulces son sus frutos".
Jean-Jacques Rousseau
La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento, no reaccionar o un simple aguantarse: es fortaleza para aceptar con serenidad el dolor, las adversidades, las alegrías y las pruebas que la vida pone a nuestra disposición para el continuo progreso interno. A veces las prisas nos impiden disfrutar del presente. Disfrutar de cada instante sólo es posible con unas dosis de paciencia, virtud que podemos desarrollar y que nos permitirá vivir sin prisas.