En el enamoramiento hay un total abandono en la creencia de las bondades del ser amado, y en este sentido es un acto espiritual. Que a ese estado de abandono lo llamen estar ciego, pues que le llamen ciego. Yo lo llamaría que es un acto de fe. Es decir, creer ciegamente en el otro, en donde se corre el riesgo de adorar al objeto de amor y de deseo.