La intimidad, interioridad relacionada, se forma o fragua en el curso de la vida personal - el hombre comienza a descubrir la intimidad en una etapa de su vida -, y podemos contribuir a fomentarla en el otro: es más, ella no se profundiza ni se amplía sin el contacto con el otro. Una intimidad es fuerte en la misma medida en que tiene capacidad de compartir y de relacionarse creativamente." Por eso esta interioridad, esta intimidad no es distancia sino que se convierte en vínculo. No hay otro modo de apertura personal total que la realizada en la intimidad. El amor de amistad es siempre íntimo, y en ese amor íntimo encontramos nuestro bien humano y perfecto afirmando el bien absoluto. "Si la felicidad de un ser consiste en la realización de su naturaleza, y si lo propio de la naturaleza espiritual del hombre es estar referida al bien como a un absoluto, entonces la felicidad del hombre se consigue mediante el amor al bien por sí mismo."