"No escuchar al que te habla, no sólo es falta de cortesía,
sino también de menosprecio. Atiende al que te hable;
en el trato social nada hay tan productivo
como la limosna de la atención"
Honoré de Balzac
Qué tristeza me generaba tener que suplicar...rogar...la atención de mis palabras...pero a medida que te haces mayor, aceptas con más o menos resignación, dependiendo del día, que esto es la sociedad, que esto es la gente, que así es como he sobrevivir...con ganas de sentir, con ganas de decir, pero a la vez, se debe hacer desde el más profundo silencio, para conservar así, la sinceridad de esa palabra, o de ese sentimiento que desea ser escuchado. Es en el silencio, donde casi siempre me encuentro más cómodo, más seguro...o a eso me he acostumbrado.
Qué más se le puede hacer? Resignación? no, no creo...es simplemente como es. No me da miedo el silencio, al contrario, me asusta la indiferencia de las personas hacia los sentimientos de los otros, la frivolidad.
Sin duda, a todos aquellos que me seguís, y que seáis personas que habéis encontrado a alguien con la que comunicarse a niveles profundos, tenéis a vuestro lado un tesoro.
Una vez más, supongo que todo se basa en la confianza...y ésta se gana a golpes de corazón abierto, o eso creo...o eso está en debate ahora mismo en mi ser...una contradicción en si mismo todo...
Quizás estaría bien empezar a ser cortés con quien te habla, con aquellos que intentan comunicar, de forma sincera y abierta contigo.